De vuelta a los pasillos del Colegio Torrevillano, donde empezó a descubrir quién era dentro y fuera del campo, Vicky López comparte una mirada profunda y madura sobre el valor que encarna en el Proyecto Embajadores Educare: la Tolerancia. La joven futbolista del FC Barcelona y de la Selección Española recuerda su infancia, su paso por equipos masculinos, los retos y aprendizajes que le han acompañado hasta la élite. Una conversación cercana y sincera sobre respeto, diversidad, convivencia y el poder del deporte para convertirnos en mejores personas.

Vicky, vuelves hoy al Colegio Torrevilano, donde diste tus primeros pasos como alumna y como persona. ¿Qué recuerdos guardas de aquella etapa?

Tengo que decir también que fueron mis primeros pasos como futbolista, jugué dos cursos en el equipo de futbol sala junto con mi hermano, Jesús.

De allí son los recuerdos de mi infancia, muchos juegos, mucha alegría, muchos amigos, que aún conservo, y a pesar de vivir en Barcelona, cada vez que vengo a Madrid, son cita indispensable el reunirme con ellos y recordar aquellos años.

¿Qué aprendiste allí que todavía te acompaña, dentro y fuera del campo?

El Colegio Torrevilano me inculcó muchas cosas, pero sobre todo respeto por los demás, disciplina, ser una persona ordenada y metódica, que me ayuda mucho en mi carrera deportiva y además, para poder compatibilizarla con mis estudios universitarios.

El valor de la tolerancia

El proyecto Embajadores Educare te ha asignado el valor de la Tolerancia. ¿Qué significa para ti esa palabra?¿Cómo la vives en tu día a día como futbolista profesional y como persona?

Para mí la tolerancia es el resultado de la educación y el respeto a los demás, puede ser el valor cristiano más importante, pues si eres tolerante es que eres capaz de entender a los que te rodean, y por tanto, perdonar.

Es ponerte en la piel de los demás, entenderles y perdonar.

¿Recuerdas alguna experiencia, dentro o fuera del campo, que te haya hecho entender realmente lo que significa ser tolerante?

Lo cierto es que ahora, al jugar entre profesionales, se dan pocas circunstancias raras o anormales, porque todas estamos en la misma situación, y quitando lances del juego o alguna jugadora que tenga un mal día no suelen pasar cosas raras.

No obstante, recuerdo cuando empezaba a jugar en categorías inferiores en el Madrid CFF, categorías alevín e infantil. Jugábamos en ligas de chicos, y nuestro equipo, que era íntegramente de chicas, les ganaba. Eso es algo que originaba situaciones un poco tensas. Al comienzo había burlas y comentarios machistas. Nuestra victoria también generaba frustración en algunos niños y padres. Recuerdo que nuestra entrenadora. Alba Mellado, siempre nos decía que no hiciéramos caso, que los chicos cuando pierden se frustran y si es con chicas más, que lo mejor que podíamos hacer era no darle importancia.

Un deporte tradicionalmente masculino

El fútbol ha sido tradicionalmente un deporte muy masculino. ¿Cómo fue para ti abrirte camino en ese entorno?

Yo tengo que decir que pertenezco a una generación dónde, por suerte, está normalizado. He de reconocer que no he tenido ningún problema. Mis compañeros, en el Colegio Torrevilano, me acogieron perfectamente dentro del equipo de futbol sala y en los partidos que jugábamos en el patio. Como he dicho al principio, siguen siendo grandes amigos que siempre vienen a verme al campo cuando juego en Madrid.

Si es cierto, de todas formas, que generaciones anteriores si lo tuvieron mucho mas dificil y gracias a su lucha yo he tenido un camino más fácil.

¿Te has sentido en algún momento juzgada o subestimada por ser mujer? ¿Qué te ha ayudado a mantener la confianza y la pasión por seguir?

Como he dicho antes, yo a nivel personal no he sentido que haya estado juzgada por jugar al futbol, pero si es cierto que a nivel de Club cuando jugaba en el Madrid CFF, que era exclusivamente femenino, sí que nos llegaban quejas de los entrenadores y de la dirección, porque a la hora de optar a los horarios de campos para entrenar en polideportivos municipales públicos, daban preferencia a los equipos masculinos.

Pero yo siempre he querido ser futbolista, así que no he necesitado de motivaciones extras para hacer lo que me gustaba, en eso tengo que decir que ha sido fácil.

El deporte puede ser una escuela de vida. ¿Cómo crees que ayuda el fútbol —y el trabajo en equipo en general— a enseñar tolerancia, respeto y empatía?

Yo creo que todo el deporte en general, y los deportes de equipo todavía más, reúnen esos valores. El fútbol me ha enseñado a convivir con personas distintas y a valorar sus ideas. Al trabajar en equipo aprendes a respetar y a escuchar de verdad, pues empiezas a entender lo que sienten los demás, y eso hace que te vuelvas más empática. Al final, el equipo te muestra que solo avanzas cuando hay tolerancia, empatía y respeto entre todos.  

Equipos, compañeras y empatía

Has crecido en un entorno diverso y has convivido con distintas formas de ver la vida. ¿Cómo crees que eso ha enriquecido tu manera de entender el deporte, el esfuerzo y la convivencia?

El hecho de crecer en un entorno diverso me ha ayudado a comprender que cada persona aporta algo diferente al equipo. La convivencia me ha llevado a respetar cada historia, y no subestimar el esfuerzo de nadie. Esta convivencia, además, me ha hecho más abierta, paciente y capaz de trabajar con todo tipo de compañeras.

En un vestuario conviven personas muy distintas, con distintas edades, idiomas, temperamentos y formas de ver el fútbol. ¿Qué papel juega la empatía y la tolerancia en la convivencia diaria entre compañeras?

Ya desde pequeña te sumerges en ese mundo que es el futbol. Jugando en Benjamín, Alevín o Infantil, íbamos a torneos fuera de Madrid, viajando con el equipo y sin la familia. Eso te hace conocer bien a tus compañeras, cada una con su personalidad y sus problemas, pero gente que se acaba convirtiendo en una segunda familia. Y como en todas las familias también hay problemas y disputas. Con unas te llevas mejor que con otras, pero tienes claro que todas formáis parte de un equipo y que solo funciona si estamos unidas. Lo que te hace dejar de lado los problemas personales que tengas con otro miembro o compañera.  

Cuando me mudé a Barcelona, a la Masía del FCB, con 16 años, sola y sin mi familia, hubo momentos duros de añoranza y de integración. Tenía que hacerme con dos nuevos grupos, ya que tenía que convivir, por un lado, con el equipo de fútbol, y por otro, vivir y estudiar en la Masía con compañeros de otros deportes.

De todas formas, al final lo llevé muy bien. Por suerte creo que soy una persona muy abierta y me relaciono bien, he mejorado además el inglés y el catalán y tengo muchos amigos que suman.

El papel del respeto en el éxito

Los deportistas también atraviesan momentos difíciles: lesiones, derrotas, críticas… En esos momentos, ¿cómo te ayuda la tolerancia —contigo misma y con los demás— a seguir adelante sin perder el equilibrio emocional?

En realidad, la palabra tolerancia es muy amplia, es respeto, es comprensión y aceptación de las actitudes y comportamientos de los demás. Pero también significa aguantar, soportar y asumir, en el plano personal, situaciones en las que las cosas se dan mal, ya sea por lesiones, por malos momentos de juego, bajones anímicos personales o problemas familiares. Y en esos momentos hay que saber tener calma, analizar la situación y comprender lo que está pasando para tomar las decisiones correctas que te hagan remontar.

A menudo se dice que el talento y la disciplina son las claves del éxito, pero tú hablas mucho del respeto. ¿Por qué crees que es tan importante respetar a entrenadores, rivales o incluso árbitros?

El respeto en la vida, unido a lo que entendemos con educación, como buena educación, es primordial. Si respetas a las personas con las que convives, a las personas con las que trabajas, obviamente tendrás más capacidad de aprender y progresar, además de crear un buen ambiente de trabajo. El respeto al “rival” te hace no subestimarlo, y por tanto, te hace competir mejor.

¿Qué has aprendido del respeto en el deporte que aplicarías también a la vida?

El mundo del fútbol profesional es como un ecosistema en el que todas y todos estamos para lo mismo: vivir del deporte, hacer lo que nos gusta, que es jugar al futbol, y ofrecer un espectáculo que divierta a la gente. Lo mismo que eso vale para mí, tengo que entender que vale para todos los demás que participan. Eso implica un respeto común, ya que tus acciones “irrespetuosas” van a alterar las circunstancias y el bienestar de otras personas.

Ahora, cuando eso lo extrapolas a la vida general, te das cuenta de que si respetas a todos, le facilitas la vida a los demás en la medida en la que seas capaz. Eso facilitará también tu vida, y hará que sea más fácil que seas feliz, que al final es de lo que se trata.

Inspiración para los más jóvenes

Si pudieras dar un consejo a los docentes o educadores del Grupo Educare sobre cómo transmitir la tolerancia a sus alumnos, ¿qué les dirías?

Yo creo que los educadores del Colegio Torrevilano, que yo he tenido el privilegio de conocer, y los del Grupo Educare, en general, ya están haciendo un trabajo magnifico. No  me siento con la autoridad suficiente para dar este tipo de consejos.  Solo les diría que sigan así, que lo están haciendo muy bien, y que prediquen con el ejemplo. Para transmitir tolerancia hay que ser tolerante.

En el colegio, la tolerancia se aprende muchas veces en los pequeños gestos del día a día: compartir, escuchar, respetar las diferencias. Desde tu experiencia, ¿por qué crees que es tan importante educar a los niños y niñas en este valor desde pequeños?

Creo que lo que se aprende de niño queda grabado en nuestra mente y alma. Es una etapa de aprendizaje, tratando de evitar que haya experiencias de vida que puedan viciar la forma de ser de la persona.

Muchos niños y niñas del Grupo Educare te ven hoy como un referente. ¿Qué mensaje te gustaría dejarles sobre la importancia de ser tolerantes, de aceptar las diferencias y de tratar a todos con respeto?

Hay una frase muy sabia que nos han inculcado a todos de pequeños y que creo que hay que seguir transmitiendo a las nuevas generaciones: “Trata a los demás, como te gustaría que te tratasen a ti”.

Y para terminar, si cerraras los ojos y pensaras en tu paso por Torrevillano, ¿qué recuerdo, persona o enseñanza te viene primero a la mente? ¿Qué te gustaría decirle hoy a ese colegio que te vio crecer?

Termino igual que al comenzar la entrevista. Para mi han sido unos años felices y maravillosos, llenos de buenos recuerdos.

 Me sale de dentro dar las gracias y decirles que sigan así, que ese es el camino correcto, Algo que seguro también agradecerán las presentes y futuras generaciones que se formarán allí.